VEN QUE MI CUERPO RUGE

Ruge frente a mi sol, enciende mi tormento y lacera mi piel ausente de tus alas.
Intenta volar hacia mi frente donde espera un desierto de líneas embriagadas
para que deposites tus besos. No te detengas, sigue la ruta que divide a mi pecho,
enciende las huellas de tu paso mientras deliro y me empino en un rumor de extrañas formas donde me desconozco.

Ven en tu fuego por mi fuego, así, con tus senos sueltos, incandescentes como dos brazas, yo las reanimaré soplando suavemente en los misterios extraviados de los pulmones que deambulan desafiantes en mi cerebro. Besaré tus alas, resbalando sobre tu espalda, como una gota de lluvia dulce hasta perderme entre tus nalgas.

Abre una hoguera distinta, mi lengua espera la llamada, succión de rabia volcánica, labios condenados por herejes....Se la inquisición, sin piedad espantarme a los infiernos de tu cuerpo, desarmarme en sus rincones, que mi péndulo oscile feroz y desvista en espasmos cenizas blancas y espesas como la esperma de los cirios.

Ruge frente a mi sol, llega y cabalga mi senda honda, anclarte hasta el delirio,
dejaré k recrees una antorcha, que seas hecatombe, pronóstico certero
de tormentas profanas, dejaré que amanezcas ardiendo en mi cintura
cuando la noche se esfume y las estrellas ensordezcan en tus gritos.

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