ME ENCANTA

Me encanta el tiempo
que soberbio
se come de mi entraña
aquellos labios,
y dispersa quieto
en la pobre sangre
azúcares gusto a perdón
y cicatrices.

Me encanta el tiempo
de espalda ancha
que pecando de dios y de diablo
se traga sin desvíos
lo que le ofrezco
y me deja otra mujer
en la cintura,
otros ojos negros
que ya no miran
y la desazón de los mismos huesos,
que sin memoria igual caminan
sugiriéndole a la carne que siga viva.

Me entrego al tiempo
de dientes largos
que mastique el festín
de lo que he amado
a llave oscura y sin palabra,
cosido a muerte bajo mi pecho,
y le pido -casi le ruego-
nuevas vestiduras que con honores
cubran la piel rota que me ha dejado.

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